lunes, 20 de junio de 2016

SANTA FÉ, ESPAÑA Y OTRAS HISTORIAS



                 Recorrer Santa Fé, capital de Nuevo México, la más antigua de Estados Unidos, supone una inmersión en siglos de historia. Los indios Pueblo, los españoles, mexicanos, norteamericanos, creatividad, guerra, superación, proyecto Manhattan. Pasear por sus calles es ver la misión católica de San Miguel, la primera de este país, 1610; el Palacio de los Gobernadores, hoy Museo de Historia de Nuevo México; la catedral de San Francisco de Asís. Su estilo ecléctico, con el adobe como nota predominante









   

               Sabes que no me gusta abrumar con muchos datos históricos. Esta ciudad es diferente. Territorio de los indios Pueblo, los españoles llegaron en 1598 y el explorador Juan de Oñate creó otra provincia para la nueva España. Ese mismo año murió Felipe II. Pedro de Peralta, segundo gobernador de Santa Fé, la fundó oficialmente en 1607 y le dio el nombre de Villa Real de la Santa Fé de San Francisco de Asís. Su catedral, inaugurada en 1886, se llama así.









                Sí, en Santa Fé, puedes ver la capilla de Loreto, gótica y con una escalera de doble espiral que, según dicen, es milagrosa. Merece la pena, además, una visita al Museo de Historia de Nuevo México.


  




        
                El antiguo palacio de los Gobernadores sirve para disfrutar y comprobar que los españoles estuvieron en Santa Fé hasta el comienzo de la guerra de la Independencia de México, 1810, aunque los indios Pueblo lograron echarlos de aquí entre 1680 y 1692. Llegamos a 1846; Estados Unidos declara la guerra a su vecino del sur y en dos años se hace con Nuevo México. Fue admitida como estado de Norteamérica en 1912. En esa época la ciudad comenzó a tener problemas con su economía, el comercio de pieles, por ejemplo, y llegaron pintores, escritores, escultores, arqueólogos, cocineros. Si pasas por aquí, no te pierdas unas buenas "fajitas" en "Maria",  calle Cordova.






                


                    Nuevo México tiene una historia reciente, secreta y oscura. Te la voy a recordar. Ocurrió durante la II Guerra Mundial. A 55 kilómetros al noreste de Santa Fé, se encuentra la ciudad de Los Alamos, con su Laboratorio Nacional, ahora centro puntero en ciencia y tecnología. En ese punto, secretísimo en los años 40 del siglo pasado, se fraguó el "Proyecto Manhattan", cuyo objetivo era desarrollar armamento nuclear. Primero, hubo un ensayo con éxito en Alamogordo. Después, "Little Boy", uranio, y "Fat Man", plutonio, fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki desde dos aviones norteamericanos B-29. Son fechas para no olvidar: 6 y 9 de agosto de 1945. Fueron  asesinadas más de 200.000 personas, un número similar resultó herida, las bombas atómicas arrasaron con todo y sus efectos posteriores son imposibles de calcular. Gran Bretaña y China estuvieron de acuerdo con la decisión.










        En 1917, D.H. Lawrence, uno de los escritorios que vivió en Santa Fé, escribió "touch the country of New Mexico and you will never be the same again".

sábado, 18 de junio de 2016

SEDONA, A RAS DE SUELO



                Pasamos de puntillas por casas y calles de Sedona. Nos plantamos ante un atardecer ardiente, majestuoso.







                Problemas técnicos me impiden enseñarte la capilla "The Holy Cross". Católica, minimalista y rodeada de montañas rojizas, recibió en 1957 el premio de honor concedido por el Instituto Americano de Arquitectura. Lo bueno es que podemos ir a dos de los vórtices de Sedona. Esos flujos que rotan en espiral como un remolino y algunos sostienen que traen energía de otras dimensiones. "Cathedral Rock" está relacionada, según los entendidos en esta materia, con emociones y sentimientos: amabilidad, compasión, paciencia. "Bell Rock", dicen, fortalece tres facetas: el lado femenino, el masculino y el equilibrio entre ambos. Aseguran que la energía llega tras largas sesiones de meditación.







               Una curiosidad, ya en territorio Yavapai. El peñón de la izquierda se llama "Gibraltar".







                La historia de Sedona está unida a la de Arizona. Colonizada por España, luego mexicana e integrada en los Estados Unidos, de manera progresiva, desde 1848 hasta 1912, aquí se ha derramado mucha sangre, casi siempre nativa. En 1864, Kit Carson lanzó una ofensiva contra los indios Apaches, Navajos y Yavapais. Terminó con la rendición de Gerónimo. En mitad del invierno de 1876, los colonos estadounidenses obligaron a más de 1.500 Yavapais y Apaches a dejar Sedona, el Valle Verde, para ir 290 kilómetros hacia el sureste, hasta la reserva de San Carlos. Muchos murieron en el camino. Unos 200 regresaron en 1900 y crearon la Nación Yavapai-Apache. Hace sólo 16 años, 2000, Arizona aprobó la SB 1070, la ley más amplia y restrictiva contra la inmigración ilegal. Debajo, "Courthouse Butte"








                No es de extrañar que en 1954 se rodase en Sedona un peliculón: "Johnny Guitar", de Nicholas Ray, con esa maravillosa Joan Crawford llena de fortaleza y vulnerabilidad.



                Seguimos hacia el sur y llegamos a otra maravilla: El Castillo de Montezuma, al parecer de origen azteca y cuyos habitantes, como los Anasazi, desaparecieron misteriosamente. Según un anciano Ranger voluntario que se sentó a mi lado para contarme toda la historia del lugar, estaban relacionados, y cuando trató de descolgarse por un agujero para entrar en las habitaciones interiores, no pudo, era demasiado estrecho. Sus habitantes debían ser pequeños. Su relato incluyó el detalle de que las mujeres se encargaban de subir las piedras y los hombres la madera. Desde luego, las construcciones son similares.






                 En fin, la picadura de una avispa en el pie acabó con la  visita a los restos de las posesiones de Montezuma. Ya sé, no es la primera vez que me ocurre. Una sugerencia a los responsables de los Centros de Visitantes en lugares donde pululan las avispas: tengan a mano, por favor, remedios normales como amoníaco, ajo, perfume. No hablo de medicinas, sé que son muy estrictos en ese aspecto, por si las moscas. También sé que pedirle a un desconocido que haga pis encima de la picadura queda muy mal, aunque en caso de apuro es lo más eficaz, sobre todo el de los hombres, tiene más amoníaco. La sugerencia no es una gracieta. Para algunas personas, la picadura de avispa es letal y los primeros minutos son cruciales. De regreso, "La Montaña Mágica" curó todos mis males.


        

                Nos vemos en Santa Fé