Intenté ver alguna estrella fugaz, pero las Perseidas pasaron de mí. No importa, eso de levantarte por la mañana, nadar a las 8 de la mañana, cuando el mar está más tranquilo y no hay ninguna embarcación que te moleste, sólo algún que otro nadador, es uno de los mayores lujos y privilegios de ésta vida. Y después del desayuno, a otra cala. En una de ellas, había una escuela de vela. Una delicia ver sus entrenamientos, parecían coreografías.
Así, entre charlas y debates, baños, paseos en el dinghy, comidas y cenas estupendas en el barco, algo de lectura y desconectada totalmente del "mundo real", dejamos La Maddalena y enfilamos proa a Costa Esmeralda, cruzándonos con veleros como éste.
La Costa norte de Cerdeña es muy agreste hasta llegar a la zona "chic" de Porto Cervo, que pasamos de largo. No estaba entre nuestros objetivos. ¿ no ves una tortuga, a la derecha, en esta montaña?
Voy a retroceder algún día porque tuvimos una noche de luna llena, grandiosa. Las fotos no son mías, no me salieron muy allá, necesito filtros y un curso de fotografía. Me las regaló el capitán a quien le doy mil gracias por todo, y a la capitana también.
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