miércoles, 31 de agosto de 2011

DE CALA EN CALA

    El Arhipiélago de la Maddalena es un parque natural, muy cuidado, sin chiringuitos, con siete islas principales y muchos islotes. Está, no en la costa norte de Cerdeña, como te decía ayer, sino en la nororiental, en el mar Tirreno. He podido leer en algún sitio que en la isla de San Stefano hay una base naval de la OTAN con submarinos nucleares de los EEUU. Un dato que no puedo corroborar porque no ví ninguno. Después de la travesía y un día de nadar con una siesta de 3 horas, el anochecer fue majestuoso.




      Intenté ver alguna estrella fugaz, pero las Perseidas pasaron de mí. No importa, eso de levantarte por la mañana, nadar a las 8 de la mañana, cuando el mar está más tranquilo y no hay ninguna embarcación que te moleste, sólo algún que otro nadador, es uno de los mayores lujos y privilegios de ésta vida. Y después del desayuno, a otra cala. En una de ellas, había una escuela de vela. Una delicia ver sus entrenamientos, parecían coreografías.


   
Así, entre charlas y debates, baños, paseos en el dinghy, comidas y cenas estupendas en el barco, algo de lectura y desconectada totalmente del "mundo real", dejamos La Maddalena y enfilamos proa a Costa Esmeralda, cruzándonos con veleros  como éste.





    La Costa norte de Cerdeña es muy agreste hasta llegar a la zona "chic" de Porto Cervo, que pasamos de largo. No estaba entre nuestros objetivos. ¿ no ves una tortuga, a la derecha, en esta montaña?
       Voy a retroceder algún día porque tuvimos una noche de luna llena, grandiosa. Las fotos no son mías, no me salieron muy allá, necesito filtros y un curso de fotografía. Me las regaló el capitán a quien le doy mil gracias por todo, y a la capitana también.





     No quiero aburriros con más calas, veleros, amaneceres y anocheceres. La próxima parada será en Cagliari,  capital de Cerdeña, pero antes un faro para que no perdamos el rumbo.

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