martes, 24 de abril de 2012

OMÁN, LA TIERRA DE SIMBAD II

          Antes de relatarte qué hizo Simbad en Omán, con tu permiso, voy a rematar la historia del país, aislado, oculto, misterioso y casi desconocido hasta que hace 30 años empezó, poco a poco, a levantar las persianas y dejarnos ver su interior. Con la dinastía de los sultanes ya en el poder, en 1891 Omán se convierte en protectorado británico, que raro ¿no? Es en 1971 cuando Reino Unido le concede la independencia plena. Gobierna en esos momentos el actual sultán, Gaboos bin Said, quien derrocó a su padre y comenzó la tímida apertura, que ahora se acelera, no sólo por el petróleo y el gas que poseen las entrañas de sus tierras, sino porque el turismo les da pingües beneficios.








          Pues sí, Simbad, las leyendas dicen que nació en Bagdad, estuvo en Omán para construir todos los barcos de sus siete viajes. Probablemente fuera tipo Dhow, más rudimentario que el de las primeras fotos. Y es que la costa de Omán suma 1.600 km, contando una pequeña zona en la punta de la Península de Munsandan, enclave estratégico del Estrecho de Ormuz. La figura de Simbad aparece en los relatos de "Las mil y una noches", aunque algunos estudiosos libaneses sostienen que se introdujo en los inicios del siglo XVIII y no aparecía en el original. Por aquí también pasó Marco Polo. Cómo me hubiese gustado navegar y viajar con ellos.








        Has podido contemplar algunas de las vistas desde mi habitación del hotel Al Bustan, cerca de Muscat. Ahora te hablo de ello. Antes un poco de música. 


   
        Para mi sorpresa, en Al Bustan, un paraíso, me encontré con una española, the Front of the House Manager ni más ni menos. Sólo había dos personas de nuestra nacionalidad, ella y yo. Es una mujer encantadora, amable, inteligente y brillante, a quien deseo el mayor de los éxitos y lo mejor del mundo. Mil gracias Adela y también a todo tu equipo por los días de fábula que pasé allí, por vuestra calidad y cálidez humana. No puedo olvidarme de Alí, el Manager de The Beach Pavilion, donde cené todas las noches a la orilla del mar, excepto una que llovía a mares, aunque no fue problema para que me buscase un cobijo en la terraza del Bar, resguardado y al socaire del chaparrón. La última noche, un ayudante me entregó una carta suya adorable, me llegó al corazón y la guardaré siempre. La primera foto está muy oscura porque se hizo sin flash, pero es un homenaje a Ali.








      

       No he terminado con Omán. Habrá una entrega más.Me da pena no mostrarte a los delfines. Fui dos veces a verlos hacer cabriolas, pero parece que mi cámara tiene una maldición con ellos y sólo pude grabar delfín y medio. Lo intentaré de nuevo. Falta un paseo por Muscat, la actual capital de Omán. Una preciosidad.

6 comentarios:

ajuega dijo...

No, si ya te veo prima, enraizada totalmente en la cultura Omaní.

charoj dijo...

de lo mas exotico!

Anónimo dijo...

Tanita qu envidia, es precioso! Que playas mas maravillosas ! Un beso fuerte

Blanca Gefaell dijo...

Aquí, en las playas atlánticas batidas por el temporal, envidio la tranquilidad de esas aguas.
Un bico grande

Blanca Gefaell dijo...

Aquí, en las playas atlánticas batidas por el temporal, envidio la tranquilidad de esas aguas.
Un bico grande

Gontzal dijo...

A mi me has dejado con la miel en los labios! Ya estoy esperando esa tercera entrega, así que ponte las pilas.

Como te dije, jamás oí hablar de Omán como destino turístico, pero veo que es de lo más atractivo.

Un beso!