Mientras estaba tomando la bien merecida cerveza, tirada en un enorme sofá bajo una carpa y hablando con el camarero, un joven de Bangladesh, levanté los ojos y me encontré con esta imagen, estaban limpiando las cristaleras del hotel en este entorno.
Les habría invitado a un trago, en esos momentos sientes un poco de vergüenza, pero probablemente hubiera tenido que salir por patas de mi refugio ¡ Ay, las ancestrales costumbres! Como te comenté hace ya meses, 30 años atrás Qatar era un desierto con tribus nómadas dedicadas al cultivo de las perlas. Los enormes yacimientos de petróleo y gas han convertido al país y sobre todo a su capital, Doha, en la vanguardia de casi todo, pueden pagárlo. Es una ciudad donde prima la gran arquitectura, todavía en construcción.
Me pareció fascinante de día, pero al anochecer los cambios de iluminación de los rascacielos te dejan patidifusa. Grabé el siguiente video desde un dhow, durante una travesía por la bahía. Un millón de gracias Carmen, por todo. Se mueve un poco, lógico, estábamos navegando. Espero que no te marées.
Es esa mezcla de modernidad y tradición islámica casi a rajatabla, lo que te atrapa.
Lo voy a rematar hoy mismo.
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