martes, 2 de octubre de 2012

LA VIDA EN PRINCETON


       En esta ocasión estoy aprovechando aún más las oportunidades que ofrece Princeton ¿Cómo? por ejemplo, matriculándome como oyente/invisible/muda en un curso en la Universidad sobre "Políticas en África" Aprender y vivir el ambiente del campus no como visitante, sino como estudiante. Te muestro el aula donde recibo las clases, el ambiente de los alrededores.




    

         Más, recorriendo el pueblo en una bici que me ha dejado una amiga de Charo y con la que todavía, cruzo los dedos, no he atropellado a nadie.




       Los dos primeros fines de semana fui a las piscinas municipales descubiertas, unas instalaciones magníficas. Reformadas el año pasado con dinero público y de donantes particulares, cada uno tiene como recuerdo a su contribución un ladrillo alrededor de una extensión de césped. El mejor, para mí, éste.



       Sigo, por supuesto, asistiendo a clases de inglés, nadando en la piscina cubierta del YWCA.


      Se nota, no demasiado, el ambiente electoral. Debo decir que a los republicanos no se les ha visto el pelo.



        En este país, como sabes, hay que registrárse para votar, no te mandan directamente a tu casa el "boleto" electoral con los datos sobre lugar, mesa etc. He vuelto también a una ceremonia de la iglesia presbiteriana: cercanía, jolgorio y una música. increíble. El domingo, además de acordárse de quienes sufren en Siria, Irak, Irán, Somalia, Líbano, terminaron con una "freedom song" de Sudáfrica.

     

         Incluso he tenido la suerte de poder asistir a una cena de "gala" en uno de los lugares más exclusivos de Princeton: "The Nassau Club of Princeton" tan exclusivo que hasta los 70s no permitieron la entrada a las mujeres ¡lo que nos queda por avanzar!





         No tengo intención de parar, mientras la vida me lo permita.




1 comentario:

Gontzal dijo...

Eso de no haber atropellado a nadie aún tienes que revisarlo :-)

Desde luego, qué envidia de estancia!

Curioso lo de los "tombstones" en la piscina. Es como en las viejas catedrales, no? Y por lo del "The Nassau Club of Princeton" ... quizás habría que revisar de nuevo sus normas ... no, mujer, que es una broma! Que después me corres a gorrazos!

Mmmm, ... qué buenos recuerdos me trae todo aquél dico de Paul Simon!

Sigue deleitándonos con tus crónicas.