viernes, 7 de diciembre de 2012

CON EL VIENTO DE PI Y II


     Del archipiélago de las Ègades, cada isla tiene un encanto difícil de encontrar hoy en pleno Mediterráneo, Pero ¡ay Levanzo! es única. En invierno, menos de 300 habitantes; 5 km cuadrados; "la isla de las cabras", donde Ulises, según cuenta Homero, buscó el viento favorable para regresar a Ítaca. No hay coches, un pequeño pueblo de aire africano y casas cúbicas se dibuja al fondo de cala Dogana.








          Si vas a Levanzo no te pierdas, por favor, un couscus de pescado y de postre cassata en el "Paradiso"; y una visita, mejor llegar en barco, a la gruta Genovese. Hay que subir un camino empinado y pedregoso después de navegar durante menos de dos horas por la costa, gozada total. No permiten hacer fotos y sólo se puede entrar de siete en siete. Es una maravilla. 9 metros de ancho, 12 de largo y 4 de alto con pinturas y relieves del mesolítico y neolítico, representando figuras humanas, ciervos, caballos. La historia de su descubriminto es curiosa. Algunos isleños sabían de su existencia, aunque callaban porque utilizaban esa zona para cazar conejos y la gruta, había que entrar arrastrándose y todavía hoy tienes que agachárte, como refugio. Hasta que a principio de 1950, una turista holandesa ¿o era británica? brujuleaba por la zona y metió la nariz en la entrada. Aquí la tienes con algunas de las vistas.








        Navegamos de nuevo a Favignana para fondear en Cala Rossa, donde combatieron cartagineses y romanos. Quén diría que esas aguas, tan apetecibles para lanzárse a nadar, se tiñeron de sangre en una épica batalla.










           Ya lo sé, estamos en diciembre. No te preocupes, en un plis plas, te pongo a tono.


3 comentarios:

Carmen dijo...

QUE PRECIOSIDAD DE FOTOS !!!
Te superas Tanita en cada entrega

Blanca Gefaell dijo...

Quiero que llegue el veranoooooooooo

Anónimo dijo...

QUE BIEN TRASMITES LA TRANQUILIDAD Y LA CALMA DEL LUGAR.BS